Jeanne Moreau

La primera película que vi de Jeanne Moreau fue La novia vestía de negro de Francois Truffaut. En ella la actriz despliega todo su magnetismo, bordando el papel de mujer enferma por la venganza, inteligente, fría, bella y elegante. Una tragedia acaba con la felicidad de una joven que acaba de casarse con el hombre que ama desde niña y a partir de ese momento sólo vive para vengarse. Aquella película me hizo admiradora de Jeanne Moreau para siempre, y la considero una de las mejores actrices de la historia, coincidiendo con la opinión de Orson Welles.

La noche de Antonioni junto a Marcello Mastroianni, Jules et Jim, Diario de una camarera, Ascensor para el cadalso, Diálogo de carmelitas, Los amantes... Todas sus interpretaciones confirman la fuerza de esta mujer que se convirtió en la musa de la Nouvelle Vague y que trabajó con los mejores directores mundiales.

Jeanne Moreau nació en París de un matrimonio formado por una bailarina inglesa y el propietario de un restaurante. Durante la ocupación de los nazis la familia sufrió un auténtico calvario y su madre fue detenida por ser judía. Tras la guerra la familia estaba arruinada e indignada por la pérdida de amigos ausentes que nunca volverían a ver.

A los dieciséis años en una representación de Antígona decidió ser actriz "ese día supe que quería estar ahí, bajo los proyectores, ser la rebelde que se enfrenta a los dioses y habla por aquellos que no se atreven". Comenzó a estudiar arte dramático y se convirtió en la actriz más joven del elenco de la Comedia Francesa. 

Desde entonces Moreau ha trabajado en cine, teatro, televisión, ha grabado discos, ha actuado junto a Frank Sinatra, ha escrito guiones y ha dirigido teatro y ópera. Los críticos señalan que ella encarnaba perfectamente a la mujer de los años 60, a la heroína auténticamente moderna, erótica y cerebral. Sus ojos, su voz grave y su enigmática sonrisa la llevaron a ser elegida una de las actrices más sexys de la historia del cine.

Sigue activa, es miembro de la Academia de Bellas Artes de Francia y detesta que digan de ella que es una leyenda viva: "Me siento sobre todo viviente, aún llena de curiosidad y nada interesada en mi fama póstuma".