Lugares para soñar y perderse

La casa de Monet en Giverny

Hace unos meses Guillermo (El lagarto verde) me envió un precioso correo sobre la casa de Claude Monet en Giverny. La visión de esta propiedad donde fue tan feliz el artista y en la que pintó algunos de sus más conocidos lienzos me ha perseguido durante todo el verano. La propiedad convertida hoy en Museo atrae todo el año a numerosos visitantes que desean perderse en sus exóticos jardines poblados de nenúfares, lirios, amapolas, azaleas o manzanos. Observar la belleza acuática del lugar y sentirse protagonista de un sueño impresionista.

A veces viajamos gracias a las imágenes que se cuelan en nuestras retinas y de ahí parecen acomodarse, definitivamente en el cerebro para volcarse en los sueños. Y si, soñé que pisaba este pueblo situado a 70 kilómetros de París. Pero en mis sueños la casa de Giverny era mía y Monet seguía allí incansable intentando captar el movimiento del agua, los reflejos de la luz en los nenúfares y escuchando los cambios de estación en las plantas.

Claude Monet se instaló en Giverny en 1883 con su segunda mujer, Alice, y los hijos que ambos habían tenido en sus anteriores matrimonios. Al principio alquilaron la propiedad, pero a medida que se iban vendiendo sus cuadros Monet decidió comprar la casa. Pagó unos 22 mil francos por ella, y tras adquirirla comenzó a restaurar, pintar y ampliar los jardines. Reformó el huerto, pintó la casa de rosa, blanco y verde, construyó un puente japonés y varios invernaderos, e introdujo nuevas especies de plantas. Y comenzó a incluirla como tema de sus telas.

En Giverny inició la serie temática sobre almiares, nenúfares, álamos y glicinas. "Me llevó algún tiempo entender a mis nenúfares"- confesaba el pintor. "Los cultivaba por puro placer, sin pensar en pintarlos, hasta que, de repente, tuve una revelación. Tomé mi pincel. Y desde entonces no he tenido otro modelo".

En Giverny murió su mujer, Alice, y  uno de sus hijos. Allí  fue perdiendo la visión y finalmente falleció en 1926. Su hijo heredó la casa pero esta permaneció cerrada y abandonada hasta que a su muerte la donó a la Academia Francesa de Bellas Artes que decidió restaurarla y convertirla en Museo y Fundación. Para ello se recurrió a donaciones particulares de empresas y millonarios norteamericanos. La editorial Reader's Digest fue una de las que sufragaron gastos y por ello todos los años beca a jóvenes pintores norteamericanos que tienen la suerte de vivir unos meses en la casa de Monet. La casa de Giverny con sus estanques y jardines fluviales contiene además una maravillosa colección de pintura japonesa que el artista coleccionaba.

Gacias Guillermo por descubrirme este fantástico lugar.