ANITA BERBER

Libertad, transgresión y provocación

Las danzas del pecado

Anita Berber fue una de las mujeres más célebres de Berlín en los años veinte. Bailarina y creadora de espectáculos y performances, fue famosa tanto por su excéntrica vida como por sus montajes coreográficos. Sus danzas nos han llegado gracias a las películas en las que intervino y muestran a una mujer libre con ansias de provocar y proclamar su libertad. Fue una de las bailarinas más innovadoras y transgresoras de la historia en esa Alemania de entreguerras dominada por la borrachera de libertad recuperada

Nació en una familia de artistas, su padre era violinista y su madre actriz y cantante, en 1899. Sus primeros años los pasó en Berlín y Munich donde estudió ballet con Rita Sacchetto y Emile Jacques-Dalcroze, debutó en Berlín a los 17 años y además trabajó como modelo para revistas. Las normas que intentaban imponerle sus padres y las restricciones a llevar la vida  libre que deseaba la llevaron a casarse con un hombre rico. Pero el matrimonio tampoco logró retenerla y a los dos años decidió abandonar a su esposo para vivir una aventura con su amante del momento, Susi Wanaswski.

En 1922 se casó con el bailarín y escritor Sebastian Droste, que decían era gay. Ambos crearon varias performances, publicaron un libro de poesía, fotografía y dibujos titulado "Danza del vicio, horror y éxtasis" una experiencia cercana al expresionismo que ofrecía una mirada cínica sobre sus existencias personales y artísticas. Al año siguiente se separaron.

Foto de Bastian y Anita de Dora Kallmus

Anita participó en numerosas películas de la época incluyendo Dr. Mabuse de Fritz Lang. En aquellos años de la Alemania entreguerras Anita destacó por ser una mujer liberal, provocadora en aquel ambiente efervescente de imaginación y ganas de disfrutar de los días y bebérselos hasta el final. Era amante de la bohemia y la noche, bisexual y escandalosa. Innovadora y transgresora trasladó a sus espectáculos de danza sus ideas, sus preferencias, su propia vida y ansias de provocar y gritar su libertad de hacer lo que le venía en gana y con descaro. Unos ballets en los que además de erotismo y provocación destacaba la música de Debussy, Strauss o Saint Saens.

En 1925 se casó con un bailarín americano Henri Chartin Hofman e intentó frenar los excesos y dedicar los días a trabajar en sus respectivas carreras. Pero en 1928 en un viaje por África enfermó y murió de tuberculosis.

Esa ciudad que fue el escenario de sus ansias de libertad y vida recuerda a Anita Berber como una de las mujeres más originales y extravagantes de la reciente historia. Una gran bailarina que decidió apurar la copa de la vida a grandes sorbos.